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En la zona alto andina del poblado de Acopalca en la provincia ancashina de Huari, sobre una altitud de 3, 516 metros, sobre una frondosa vegetación se encuentra el Sitio Arqueológico Llamacorral, a la que han denominado “El Pequeño Caral de los Andes”. Estuvo perdido hace 1,300 años de nuestra era, es decir dentro del horizonte medio.
El lugar se asemeja a las construcciones de la cultura más antigua de la costa norte, por la forma espiral, única en los andes del Perú. La estructura es de 12 metros y se conforma como una planta circular con tres muros concéntricos y la parte exterior se ve más alta.
Este conjunto se encuentra al lado sureste de la laguna de Purhuay, la misma que está conformado por tres muros en donde los accesos son perfectamente alineados, mientras en el cerco interior se halla un pozo. La mampostería y sus muros están construidos con un acabado refinado, así como su plano general.
El lugar está relacionado al culto del agua, es decir habría servido de “nutrimiento de las huacas”, para que estas manden la lluvia desde lo alto de la laguna.
La laguna de Purhuay disfrazó por muchos años dentro de su follaje las áreas de asentamientos y fue fuente de abastecimiento de los recursos naturales, siendo además un lugar especial para los rituales religiosos, donde los “awilitos” o habitantes de esa época realizaban sus ofrendas sacrificando llamas. En este mes de julio con motivo del festival eco turístico Huari 2014 se desarrollaran estas ceremonias ancestrales de pago a la tierra en Llamacorral.
Para llegar al lugar hay que trasladarse con botes o cakayac sobre la pintoresca laguna de Purhuay y luego subir sobre un camino de piedra.