Manteniendo esta costumbre religiosa de muchos años y antes de la fiesta de carnavales, (sábado 18 de febrero del 2012) los pobladores de la provincia de Huari en Ancash, celebraron una misa en honor a la milagrosa Cruz de Chullin, imagen ubicada en el cerro de Tucuhuaganga desde el año 1950.
Desde tempranas horas, decenas de creyentes católicos de diversas partes del país se disponen a iniciar en camino de peregrinación hacia a la sagrada cruz cargadas de aromáticas flores del campo.
Ante la llegada de los feligreses los alféreces y mayordomos adornan a la efigie con coloridos globos, mantos de cedas y aromáticas flores para recibir en un ambiente religioso de celebración eucarística, donde el párroco conduce la liturgia.
Mientras la consagración se desarrolla alrededor de la mesa del ofertorio los devotos encienden sus velas y cirios al pie de la cruz pidiendo un milagro por la salud y la unión familiar.
Luego de esta glorificación el mayordomo presenta los panes y biscochos en alusión al compadricuy, ofrenda que se le otorga una parte al mayordomo entrante, luego son compartidos con las personas que acompañaron la veneración.
El tradicional allichumi, inicia con la voz potente del pregonero, también llamado procurador, donde para el presente año fue Juan Villareal, popular “senga”, en ello se anuncia a los que han cumplido con llevar las ofrendas con un “allichumi” y aquellos que no cumplieron son respondidos como morosos.
La tradicional costumbre finalizó con el sonido de las avellanas y al son de la caja y el pincullo donde los devotos más antiguos bailan bajo la milagrosa cruz, mostrando su fe inquebrantable hacia el madero.
Mientras nosotros bajo el compromiso hecho hacia el madero, dejamos nuestras plegarias hasta el próximo año.
Desde tempranas horas, decenas de creyentes católicos de diversas partes del país se disponen a iniciar en camino de peregrinación hacia a la sagrada cruz cargadas de aromáticas flores del campo.
Ante la llegada de los feligreses los alféreces y mayordomos adornan a la efigie con coloridos globos, mantos de cedas y aromáticas flores para recibir en un ambiente religioso de celebración eucarística, donde el párroco conduce la liturgia.
Mientras la consagración se desarrolla alrededor de la mesa del ofertorio los devotos encienden sus velas y cirios al pie de la cruz pidiendo un milagro por la salud y la unión familiar.
Luego de esta glorificación el mayordomo presenta los panes y biscochos en alusión al compadricuy, ofrenda que se le otorga una parte al mayordomo entrante, luego son compartidos con las personas que acompañaron la veneración.
El tradicional allichumi, inicia con la voz potente del pregonero, también llamado procurador, donde para el presente año fue Juan Villareal, popular “senga”, en ello se anuncia a los que han cumplido con llevar las ofrendas con un “allichumi” y aquellos que no cumplieron son respondidos como morosos.
La tradicional costumbre finalizó con el sonido de las avellanas y al son de la caja y el pincullo donde los devotos más antiguos bailan bajo la milagrosa cruz, mostrando su fe inquebrantable hacia el madero.
Mientras nosotros bajo el compromiso hecho hacia el madero, dejamos nuestras plegarias hasta el próximo año.