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Vestigios datan de mil años y estarían asociados a la cultura Chavín. La zona ha sido denominada ‘Marca Jirca’ y alberga 38 chullpas así como 19 cuevas funerarias.
Las estructuras de piedra estaban ocultas en medio de la espesa vegetación. (Escrito por: Magno Nava)
Las estructuras de piedra estaban ocultas en medio de la espesa vegetación. (Escrito por: Magno Nava)
Áncash sigue sorprendiendo a los arqueólogos. Esta vez, científicos peruanos y extranjeros hallaron, entre la espesa vegetación de la provincia de Huari, restos de una ciudadela prehispánica –de unos 1,000 años de antigüedad– que alberga 38 chullpas, 19 cuevas funerarias y diversos vestigios líticos que estarían asociados a Chavín.
El jefe del proyecto arqueológico, Bebel Ibarra Asencios, dijo que la zona ha sido denominada ‘Marca Jirca’, que en quechua significa ‘ciudad de la montaña’. Es que, precisamente, el lugar se ubica a una altura de 3,800 metros y desde ahí se puede apreciar el esplendor de la cadena montañosa del Parque Nacional Huascarán.
Bebel detalló que el complejo consta de 38 chullpas y de 19 cuevas funerarias en buen estado de conservación. Además, durante las excavaciones, los expertos descubrieron fragmentos de vasijas debajo de una huanca o piedra ceremonial. El mayor hallazgo fue una lanza lítica de cuarcita que correspondería al año 800 a.C., es decir, de la época en que floreció Chavín de Huántar. Por ello, no se descarta su vinculación con esta cultura.
ARMAS DE CAZA
La punta lítica fue encontrada al lado del anfiteatro donde, presumiblemente, los pobladores de aquella época realizaban sus rituales luego de sus actividades de caza. Ello se deduce porque la pieza lítica tenía osamentas de venados y de otros animales similares.
La punta lítica fue encontrada al lado del anfiteatro donde, presumiblemente, los pobladores de aquella época realizaban sus rituales luego de sus actividades de caza. Ello se deduce porque la pieza lítica tenía osamentas de venados y de otros animales similares.
Para estudiar mejor los hallazgos, los arqueólogos instalaron un laboratorio móvil en medio de la ciudadela, en el cual efectúan el análisis de los huesos, fragmentos de vasijas y otros objetos líticos.
“También estamos estudiando la estatura de los pobladores de la época. Tenemos elementos para asegurar que los habitantes medían, en promedio, un metro y medio. Además, se está trabajando en un inventario para saber las posibles patologías que afectaron sus huesos”, mencionó Bebel.
Según los especialistas, la zona estuvo ocupada desde el año 1020 d.C. hasta el año 1640 d.C., aunque no se descarta una mayor antigüedad.